Las medidas preventivas tomadas durante periodos de crisis de salud, específicamente en las pandemias, se han asociado constantemente a efectos perjudiciales en la salud mental. El aislamiento y la soledad son efectos indirectos de estas medidas preventivas. Dadas estas premisas, monitorear la conducta de la población ante estas eventualidades cobra importancia. La preocupación como medida indirecta de la ansiedad y el estrés puede permitir reconocer aquellos sujetos que se encuentren en una situación de vulnerabilidad ante fenómenos de alta incertidumbre, por lo que las medidas tomadas para evitar contagios excesivos pueden tener un costo alto para dicha población. Este fenómeno se ha observado consistentemente en otras pandemias como la de la influenza H1/N1. Objetivo: Determinar la prevalencia de preocupación y riesgo de contagio percibido en población tapatía durante la cuarentena por COVID-19 e identificar efectos diferenciadores. Resultados: El 40.12% de la población alcanzó puntajes altos de preocupación, que los vuelven vulnerables a los padecimientos de salud mental. Se expresaron datos favorables en pro de la prevención de un contagio independientemente de si se estaba en situación de aislamiento o no. Por otro lado, la única variable que tuvo un efecto diferencial fue la del sexo (p < .05), mientras que la escolaridad, la exigencia ocupacional y el aislamiento no mostraron diferencias entre grupos.
Relación del insumo con el Banco del Conocimiento
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