Comportamiento organizacional
El estudio y la práctica del comportamiento organizacional requieren un enfoque integral que invariablemente involucra a las personas. Uno de sus objetivos centrales es identificar el comportamiento de las personas y las razones que lo originan, para influir en ellas y redireccionar las conductas grupales hacia un fin común.
Conocer y anticiparse a las reacciones y actuaciones de los individuos dentro del ámbito empresarial facilita el logro de los objetivos planteados, incrementa el nivel de desempeño y eficiencia de la empresa. También facilita el establecimiento de estrategias individuales y grupales que parten del conocimiento de los intereses y motivaciones de las personas y los equipos de trabajo.
El comportamiento organizacional es una herramienta que se utiliza para el beneficio de los seres humanos. Su objetivo consiste en describir, entender, predecir y controlar las diferentes reacciones y comportamientos de las personas con la finalidad de alinearlos a la cultura de grupo. Para lograrlo requiere homologar un lenguaje común para que las personas conozcan los comportamientos esperados, plasmados en los valores institucionales y el código de conducta.
Las reacciones de las personas y sus conductas se encuentran fuertemente ligadas a sus pensamientos y sentimientos. Conocerlos e interpretarlos ayuda a los líderes a establecer acciones que llevan a estrechar vínculos a través de elementos que fortalecen la credibilidad y la confianza de las personas, incrementando con ello los niveles de compromiso que impactan de manera directa el desempeño.
Un mayor conocimiento de las reacciones humanas permite predecir y anticipar situaciones de conflicto propiciadas por la desinformación, las cuales generan desconfianza en las personas y una automática predisposición a ver posibles amenazas. Los líderes deben conocer las motivaciones y reacciones de sus colaboradores y ser ellos quienes generen un contexto laboral propicio para la productividad y el cambio.
La calidad del clima laboral se encuentra íntimamente relacionada con el estilo de liderazgo de los niveles de mando y ejerce un efecto directo sobre el comportamiento de los empleados, con su manera de trabajar y de relacionarse, así como con su interacción con la empresa y con el trato que dan a sus herramientas de trabajo. Fomentar un clima laboral favorable es responsabilidad de la alta dirección, sobre todo mediante acciones que propicien en los niveles de mando la toma de conciencia de su papel y responsabilidad ante el microclima que generan entre sus colaboradores; de ello depende en gran medida la disposición y actuación de las personas a su cargo.
Conocer y anticiparse a las reacciones y actuaciones de los individuos dentro del ámbito empresarial facilita el logro de los objetivos planteados, incrementa el nivel de desempeño y eficiencia de la empresa. También facilita el establecimiento de estrategias individuales y grupales que parten del conocimiento de los intereses y motivaciones de las personas y los equipos de trabajo.
El comportamiento organizacional es una herramienta que se utiliza para el beneficio de los seres humanos. Su objetivo consiste en describir, entender, predecir y controlar las diferentes reacciones y comportamientos de las personas con la finalidad de alinearlos a la cultura de grupo. Para lograrlo requiere homologar un lenguaje común para que las personas conozcan los comportamientos esperados, plasmados en los valores institucionales y el código de conducta.
Las reacciones de las personas y sus conductas se encuentran fuertemente ligadas a sus pensamientos y sentimientos. Conocerlos e interpretarlos ayuda a los líderes a establecer acciones que llevan a estrechar vínculos a través de elementos que fortalecen la credibilidad y la confianza de las personas, incrementando con ello los niveles de compromiso que impactan de manera directa el desempeño.
Un mayor conocimiento de las reacciones humanas permite predecir y anticipar situaciones de conflicto propiciadas por la desinformación, las cuales generan desconfianza en las personas y una automática predisposición a ver posibles amenazas. Los líderes deben conocer las motivaciones y reacciones de sus colaboradores y ser ellos quienes generen un contexto laboral propicio para la productividad y el cambio.
La calidad del clima laboral se encuentra íntimamente relacionada con el estilo de liderazgo de los niveles de mando y ejerce un efecto directo sobre el comportamiento de los empleados, con su manera de trabajar y de relacionarse, así como con su interacción con la empresa y con el trato que dan a sus herramientas de trabajo. Fomentar un clima laboral favorable es responsabilidad de la alta dirección, sobre todo mediante acciones que propicien en los niveles de mando la toma de conciencia de su papel y responsabilidad ante el microclima que generan entre sus colaboradores; de ello depende en gran medida la disposición y actuación de las personas a su cargo.